Nuestra naturaleza es carne, y tiende a lo malo; es por eso que diariamente debemos venir ante el Creador para que haga los ajustes y cambios necesarios en nuestro corazón y nuestro espíritu.
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Un corazón limpio, sin manchas ni arrugas; un espíritu recto, como dicen otras versiones: fiel, firme. Dios anhela eso de nosotras, esa oración de humildad donde reconocemos que Dios es el único q puede cambiarnos y ayudarnos. ¿Qué padre o madre no anhelaría que su hij@ viniera y le pidiera que lo ayude a cambiar?
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Dejar que Dios haga ese trabajo en nuestras vidas no siempre será fácil; para que Él cree un corazón limpio, el sucio debe ser removido; y para que el espíritu que no es recto lo sea, debe ser enderezado. Traerá dolor, pero así y sólo así podremos vivir conformes y em agrado a Él.
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