¿Cuántas veces has dicho: Ya no puedo más!? Yo lo he dicho muchas veces. Inundada Por el dolor, la impotencia, la frustración, la tristeza, el desánimo u otras cosas. Ninguna persona está exenta de pasar pruebas y situaciones difíciles en la vida, a veces parecen juntarse y venir todos a la vez. Y entonces, llega el momento en que piensas o dices: Ya no puedo más! Con lágrimas en tus ojos empieza la multitud de tus pensamientos, la desesperación y la angustia a hacer su trabajo, llegan las dudas a tu corazón sobre si este Dios al que sirves, al que amas, realmente te está escuchando, viendo y más aún: haciendo algo. Amiga, Dios puede estar en silencio, pero jamás estará cruzado de brazos! Él siempre está trabajando, haciendo algo por ti. Seca tus lágrimas que tal vez son las que no te dejan ver que aunque sean pequeños detalles, Él está haciendo algo! En Dios siempre encontramos consuelo, sus misericordia nos sustentan, se preocupa tanto porque tengamos consuelo, que nos ha enviado a Su Espíritu Santo, que es el Consolador. Cuando digas: "mi pie resbala, ya no aguanto más", respira profundo y mira sus misericordias y consolaciones, están ahí, yo las he visto, tú también puedes verlas.
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