Dicen que: "Detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer". Podríamos cambiar un poco eso y decir que: "detrás de cada gran persona u organización hay otras grandes personas". Como creyentes en Dios, debemos tener muy en cuenta el amor al prójimo, porque es un mandamiento; pero ese amor, debe ser tan profundo y fundado en Dios que nos permita estar constantemente involucrados en el crecimiento no sólo personal, sino de todos aquellos con los que tenemos una relación, sea cual sea. Debemos ser esposas, madres, hijas, hermanas, familiar, tía, sobrina, profesional, colaboradoras, compañera de trabajo, 100% comprometidas con que aquellos que nos rodean CREZCAN. Ponte como meta animar, exhortar, escuchar, compartir sueños y metas a tu esposo, hijos, familiares, compañeros de trabajo, hermanos en la iglesia, pastor, jefes; ser de bendición para ellos. "La mujer sabia edifica su casa..." (Proverbios 14:1)
Feliz día ! Dios te bendiga!
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